Autor: Hilary J. Allen Fuente: Universidad Americana
Diez años después de que la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido lanzara el sandbox de regulación de fintech, este modelo se ha globalizado, pero su núcleo —la combinación de relajación y guía regulatoria— aún carece de pruebas contundentes sobre su efectividad real. La evidencia existente solo muestra que el sandbox beneficia a las empresas participantes, sin poder probar su impacto en el sistema regulatorio en su conjunto o la amplia accesibilidad de los resultados innovadores. Las dos grandes preocupaciones que surgieron al nacimiento del sandbox (debilitar la efectividad regulatoria y cuestionar los efectos de aprendizaje regulatorio) no solo no se han disuelto en una década de práctica, sino que, a veces, incluso se han agravado. A pesar de que la optimización del diseño puede aliviar algunos problemas, el desafío fundamental radica en la necesidad de reevaluar el modelo del sandbox en sí, especialmente en el contexto actual de promover la innovación generativa de IA. Dado que la expansión a gran escala de la IA generativa enfrenta limitaciones inherentes y ya ha tenido un impacto negativo significativo en la privacidad, la propiedad intelectual y el ecosistema, avanzar en la IA de manera imprudente.